"Los cristianos tienen a la Virgen María,
Nosotros te tenemos a Ti"
El pasado jueves 4 de abril estrenaron Rambo IV en Chile. La fui a ver el mismo día con una tranquilidad y ansiedad "serena".
Me había informado previamente sobre la película y sabía lo "violenta" que era, además de ser una historia simple y muy bien contada.
Fui a verla con la que hoy es mi señora "civil", Nicole (quien por lo demás la encontró buena y muy entretenida)... (era que no poh, si no le habría pedido el divorcio ipso facto).
No les contaré de qué trata la película, ya que aquello es un pretexto, sí les diré que Rambo y su calvario interno tiene un desarrollo (que dura 26 años entre los que se han hecho las cuatro partes) y una especie de final en esta parte...
La última escena de la película puedo decirlo sin pudor ni tapujos sociales en prevención de quedar como un marica, me sacó un par de lágrimas... curiosamente no es una escena de violencia... ni siquiera se ven expresiones del Gran Sylvester (que encarnando a Rambo simplemente se transforma en un actorazo en un papel que gracias a aquella específica parte final nos muestra su solidez). El huevón está viejo... ¡tiene la edad de mi Padre! pero con menos trabajo de escritorio a cuestas, más cirujías, hormonas tomadas y horas de gimnasio... se ve "regio".
"Rambo y la neuva técnica de pesca milagrosa"
Durante la muy bien hecha película podemos ver como mueren niños, mujeres y todos esos sureños asiáticos con pinta de cumas; crueldad absoluta (que no se riñe con la realidad de la zona) y detalle artístico en las muertes por balazos y explosiones.
La historia es lineal y muy simple (algo que hace muchos años que no teníamos); en esta película se cumplen los sueños de todos los espectadores ante la misma situación histórica: El héroe tiene el arma en su mano apuntando al (los) antagonista(s) y simplemente tira del gatillo sin darle ninguna explicación que a nadie le importaría escuchar si va a morir. Rambo nos muestra lo desechable que es la vida en ciertas partes del mundo y que los contextos determinan el actuar de las "personas", que (y volviendo a usar la palabra) en ciertos contextos son menos "personas" en pro de un bien común, que en ese momento es MI opción porque no queda otras nomás...
La historia es lineal y muy simple (algo que hace muchos años que no teníamos); en esta película se cumplen los sueños de todos los espectadores ante la misma situación histórica: El héroe tiene el arma en su mano apuntando al (los) antagonista(s) y simplemente tira del gatillo sin darle ninguna explicación que a nadie le importaría escuchar si va a morir. Rambo nos muestra lo desechable que es la vida en ciertas partes del mundo y que los contextos determinan el actuar de las "personas", que (y volviendo a usar la palabra) en ciertos contextos son menos "personas" en pro de un bien común, que en ese momento es MI opción porque no queda otras nomás...
Esto no es a modo de justificación, ya que la realidad (o lo ya ocuriddo y consumado) no requieren justificarse ante la historia, sólo los nostálgicos y pelotudos onanistas les gusta pensar el "debiera haber sido de otro modo" como si pudieran cambiar algo...
"Te voy a meter la flecha en la raja... y sin cremita"
Los pueblo que no aprenden de su historia tienden a repetir una y otra vez (y cada vez peor) los episodios... Sí, a esta altura estoy hablando directamente de Chile y sus cuatro guerras civiles (y la quinta que se está incubando ante nuestras narices y que ahora no sólo responderá a algo social, sino que será más profundo y que disfrazará lo ético o la moralidad de la sociedad como bandera de lucha).
Bueno, pero volviendo al Gran Rambo, queda demostrado porqué pudo volver 19 años después de la última saga; es un ídolo, apenas habla (y apenas se le entiende), casi no gesticula y sigue teniendo puntería de cuma, ya que donde apunta (ya sea con metralleta, pistola, lanza cohetes, flecha, granadas, huevos de gallina o piedras) le achunta siempre. Si en esta película hay una escena (casi erótica) en que John le arranca la yugular a un rival con sus propias manos y sin embargo no cae en lo absurdo ni asqueroso...
Me despido, mochila al hombro con la histórica música de fondo, caminando por un eterno pero finito camino que conduce (siempre) a casa.
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