SOBRE GUSTOS, PARTE PRIMERA

El comenzar a escribir acerca de un tema históricamente vetado me podría costar la vida, el abucheo pop o el “qué se cree éste huevón”; tres cosas que me tienen sin el menor cuidado.
Elegir lo que es bueno y malo lo sabe hasta un infante recién destetado o el más alto dirigente político lleno de ambiciones y de ansiedad de poder transpúbico.

Por eso heme aquí decidiendo, una vez más, por el bien de la sociedad Mundial, mas ésta vez lo haré sólo por las cuestiones sensoriales; entiéndase los gustos sobre alimentos, olores, algunos pensamientos pre concebidos y las cosas externas al Ser interno que todos tenemos, pero que sólo algunos repetan (yo lo respeto sólo un poco, pero estoy tratando…).
En conversaciones con mi querido amigo (en la solitaria esquizofrenia inconciente que padezco), Capitán Strünz, me contó acerca del azufre, su hedor y en qué condiciones lo conoció… Corría el año 1866, a fines de junio en aquel bélico verano. En una de las tantas batallas que libró bajo el alero de Otto Von Bismarck.
Aquella anécdota me trae de regreso con una sola idea en la mente: el olor del azufre es asqueroso. Al sentir su hedor se me vienen a la mente diversas imágenes como la fétida boca de Arafat, un alcantarillado en ebullición, un libro de Coelho o un pedo ajeno…
De hecho, y cómo no recordar, al delirante Hugo Chávez en su emblemático discurso en la ONU en Nueva York, cuando su achinada figura empezó a decir “El Diablo estuvo aquí… (y luego se mandó el) Huele a Azufre”… (lo que nunca supo es que nuestra simpática Presidenta había dado su discurso minutos antes, y ya sabemos (por nuestras Madres, abuelas y tías en general) que las mujeres, sobre todo después de los 50 años, no controlan del todo sus gastados esfínteres, y tal vez se le salió un “gas” y el olor a azufre de Chávez no era tal, si no más bien una mezcla de oxígeno, metano, dióxido de carbono e hidrógeno, más conocida como pedo). Si lo pensamos bien, a Bush no le da para ser el Diablo, ¿no creen? O sea de hecho, el Diablo no fuma (Bush fue mariguanero), no toma (Bush era alcohólico), no se droga (fue jalero) ni tiene tanto Poder empírico (es Presidente de un País X)… (¡¡¿¿chucha, seré Yo el Diablo??!!)

En fin, como primer punto y en resumen, podría decir que el olor a azufre ES MALO, independiente que exista una asociación “norte americana pro olor del azufre” y que vengan “jóvenes idealistas” y se desnuden protestando por el azufre, su olor y sus fantásticas propiedades para revitalizar el riñón derecho.


Esto Continuará, sin duda.